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La última jornada de la 24ª edición de El arte del retrato comenzó con la «Hora de la inspiración», con el testimonio de Leslie Adams, una artista galardonada cuya misión es, como ella misma declaró: «Inspirar a la gente para que sueñe».
Al repasar sus obras más significativas, Adams destacó cómo su infancia, transcurrida entre las paredes del Museo de Arte de Toledo (Ohio), en compañía de miles de obras de diferentes épocas y manuscritos, tuvo una importancia fundamental en su desarrollo artístico porque le dio la oportunidad de soñar. Un componente, el sueño, que la artista llevó consigo durante el resto de su vida y que está representado simbólicamente en cada una de sus obras. «Cuando era niña, soñaba con trabajar para Walt Disney porque no paraba de dibujar a Wonky y su mundo», dice la artista cuyas habilidades, especialmente en el dibujo y la caligrafía, le permitieron ganar el Gran Premio del Concurso Internacional de Dibujo Figurativo Colegial. Con este premio patrocinado por Andy Warhol, Adams recibió una beca completa en la prestigiosa Academia de Arte de Nueva York. De la graduación al encargo de una docena de retratos oficiales para el Estado de Ohio hubo un paso corto, y su sueño, alimentado con pasión, de convertirse en artista la llevó a ganar el prestigioso Gran Premio William F. Draper de la Sociedad del Retrato de América, el más alto galardón que concede la institución, y el primero que se ganó por dibujo.
A pesar de enfrentarse a numerosos retos profesionales que la han animado a probar suerte en empresas tan difíciles como decidir cambiar radicalmente de medio y de estilo compositivo, Adams siempre ha soñado a lo grande, consiguiendo incluso recibir encargos de figuras religiosas; un ejemplo es «The Most Reverend Leonard P. Balir, Archbishop of Hartford», una obra expuesta en la Catedral de San José de Hartford, CT. Teniendo en cuenta el carácter sagrado de las obras expuestas en iglesias y otros entornos religiosos, pintar este tipo de encargos ha sido siempre una ambición para Adams tan grande que parece inalcanzable. «Siempre me han animado a soñar, eso me ha ayudado a conseguir mis objetivos y quiero que la gente, especialmente los niños, puedan hacerlo», dijo. Este concepto está representado figurativamente en el proyecto «Handwritten Dreams» y aún más en la obra Sensation. Handwritten Dreams (Sueños escritos a mano) nació a partir de la catalogación de los sueños que la artista siempre ha realizado a lo largo del tiempo, anotándolos en pequeñas tarjetas divididas en categorías. La serie consiste en retratos a carboncillo en los que ella, una colegiala, escribe en la pizarra, destacando así el elemento del dibujo y la caligrafía. En la obra «Sensación», en cambio, la Adams adulta está representada en una habitación llena de objetos pasados y presentes con un fuerte valor simbólico -libros, revistas, el certificado de mérito, cuadros, la foto de la boda de sus padres veinticinco años después-: todo lo que la ha hecho reír y llorar en la vida, poniendo de relieve una vez más la extensión del sueño en el tiempo, entre el pasado y el presente, entre lo deseado y lo realizado.
Victoria Wyeth, la única nieta de Andrew Wyeth, fue la protagonista anoche de: «Andrew Wyeth: A Portrait of the Artist as a Young Man», en el que mostró autorretratos de su abuelo -algunos de ellos inéditos- y su evolución artística desde el óleo a la acuarela y al temple al huevo. Con la presentación de Andrew Wyeth: Amigos íntimos, puso el foco en la esfera social de su abuelo y en los personajes que retrató de forma constante, casi obsesiva, durante sesenta años. Lo que surge es la imagen de un artista culto y refinado que ha declarado: «Si crees que conoces mi obra, dale la vuelta al cuadro: descubrirás que no soy un pintor realista sino abstracto».
El retrato que Victoria Wyeth hace de su abuelo, a la vez desenfadado y emotivo, es el de un artista excepcional que amaba a la gente más que ésta a él. En sus obras, en las que el cuidado del fondo es casi más importante que el tema representado, aparecen los personajes de su esfera más íntima, los miembros de su familia, pero también sus vecinos y las personas que pasaron por su vida y que están atadas a él por un doble nudo. Un ejemplo de ello es el tema representado en The Drifter (1964): un pintor que se encontraba allí por casualidad y que frecuentó el estudio de Wyeth durante diez años consecutivos sólo para poder verle pintar. Victoria Wyeth, de forma desenfadada y emotiva, destacó el carácter especial de su abuelo y su visión única e inimitable de la vida.
Fue Quang-Ho quien presentó a Daniel Sprick, «el artista silencioso», que clausuró oficialmente la conferencia con una sesión sobre «Realidad y percepción». Conocido como el «artista atmosférico» por su increíble capacidad para proyectar al espectador en las evocadoras atmósferas de sus cuadros, Daniel Sprick impartió una conferencia con su estilo brillante pero discreto, irónico y tímido. Hablando de la percepción errónea de la realidad debido a las ideas preconcebidas que habitan en la memoria colectiva, el artista repasó obras de artistas del pasado que le han influido de alguna manera, alternándolas con obras que ha creado a lo largo del tiempo. Según Sprick, visitar los museos es un medio extraordinario para entrar en la corriente de conciencia de los artistas del pasado, que siempre inducen a la reflexión en el ojo crítico del artista.
Sprick cuenta que su proceso compositivo parte siempre de una idea general que va afinando en el transcurso de su trabajo y en la que a veces inserta -a posteriori- elementos accesorios o en la que recrea atmósferas ficticias con fuentes de luz, inexistentes en el espacio físico, pero perfectamente lógicas en su mente y en su representación pictórica. El tema de la muerte es recurrente en su obra y se aborda tanto de forma explícita, en la representación de los padres en los últimos momentos de la vida -un medio para exorcizar el miedo y el dolor-, como a través de la presencia de esqueletos físicos que habitan en sus composiciones y en los que el «pecado» psicológico y el compositivo pueden ser equivalentes o prevalecer el uno sobre el otro gracias a la representación exagerada de los contrastes de valor. La sensibilidad del artista le obliga a veces a dejar en suspenso sus composiciones, que retoma años más tarde porque no está perfectamente satisfecho con ellas, y sobre las que dice: «Nuestro trabajo nunca es exactamente lo que queremos que sea, pero en un momento dado tenemos que perdonarnos y seguir adelante».
Michael Shane Neal, presidente de la junta directiva de la Portrait Society of America, marcó la clausura de la 24ª edición de The Art of The Portrait. Entre los saludos y agradecimientos, el Sr. Shane Neal declaró oficialmente que la 25ª conferencia anual se celebrará en Washington D.C., del 11 al 14 de mayo de 2023.
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