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Primer día de talleres previos a la convención «The Art of The Portrait», la convención anual de la Portrait Society of America, en su 23ª edición.
La jornada estuvo enteramente dedicada al tema: «la conexión mano-ojo”. ¿Qué mejor artista que Robert Liberace podría introducir un tema tan delicado y a veces subestimado como éste?
Retratando la imagen de su hija Ava a partir de una fotografía, el maestro Liberace puso de manifiesto, en directo y ante decenas de personas, la importancia de la conexión mano-ojo que se produce de forma natural y que, como tal, no deja que la mente se imponga al proceso artístico.
Liberace comenzó, en su proceso, utilizando el método Bargue: un método claro y preciso desarrollado por Charles Bargue y Jean-Léon Gérôme hace unos doscientos años y basado en el estudio de calcos de obras clásicas grecorromanas, dibujos maestros y dibujos de modelos masculinos. El método vuelve a estar de moda gracias al libro «Curso de Dibujo» – del original “Corse de Dessin”- reelaborado gracias a los esfuerzos de G.Ackerman, Graydon Parrish y Daniel Graves que han redactado el libro con mucha parte escrita – el libro original producido por los autores carecía de subtítulos y texto – y en el que hay 197 litografías magistrales de temas a copiar para los que quieran aprender el arte del dibujo antes de experimentar en vivo o del natural. Un método que Liberace consigue impartir con extrema espontaneidad.
La lección comenzó con el uso de un carbón vegetal para bloquear las formas y resaltar el claroscuro, como enseña Bargue.
Poco a poco, con el uso de un lápiz suave de carbón, Liberace continuó hacia la finalización de la estructura anatómica característica del modelo, la definición de la línea de terminación y el contorno, sobre el que el maestro dice: «El contorno es un elemento muy poderoso».
Y es precisamente en la vibración de la línea de contorno, una especie de línea de búsqueda continua, con la que resalta la estructura anatómica, donde surge toda la magia, la naturalidad y la sensibilidad de Robert Liberace, que se expresa con gracia, explicando sobre la marcha los pasos dados y las partes anatómicas resaltadas.
Es interesante ver cómo evoluciona el dibujo a través de la puntuación de las proporciones de los músculos y los huesos y es en la definición del cabello, que el maestro Liberace prefiere insinuar de forma natural y espontánea para dejar el dibujo aparentemente tosco: «como hacía Leonardo Da Vinci en sus temas», dice el artista.
Al gris más o menos oscuro del lápiz aplicado en un continuo «salir y volver» y suavizado por el uso de pinceles, gamuza, dedos y goma de pan – manejado impecablemente como si fuera un lápiz- Liberace añade el uso de crayón rojo con el que insinúa el tono de la piel.
La lección técnica se alternó con referencias a la historia del arte que, en lo que respecta a la combinación blanco-negro-rojo, encuentra una de sus mayores expresiones en la técnica de los Trois Crayons del artista flamenco Sir. Peter Paul Rubens.
El taller de Robert Liberace concluyó con una parte considerada igualmente importante de la lección impartida: la crítica de las obras ejecutadas por los artistas participantes en el tiempo disponible.
La crítica, que hizo muchas referencias a los grandes de la historia del arte – John Singer Sargent, Anders Zorn, Tiépolo y Holbein, entre otros – es muy importante para aprender los conceptos porque, como dice Liberace:” El hecho de copiar la obra no implica necesariamente su éxito. A veces hay que encontrar el estilo o la energía necesaria que pueda hablar al espectador, que pueda fascinarle».
Una jornada increíble con muchas y generosas propuestas que despertaron el entusiasmo de los participantes y que verá mañana a otra gran artista: Michelle Dunaway.
(On the title: Robert Liberace’s final portrait)