This post is also available in:
La artista italiana Elena Monzo fue la protagonista de (la) The CAMP Gallery – The Contemporary Art Modern Project, de Melanie Prapopoulos, expuesta en SCOPE: una de las ferias satélite más prestigiosas de la Miami Art Week. La Semana del Arte de Miami es la más ambiciosa de Estados Unidos, durante la cual la gente, por amor al arte, se reúne puntualmente cada año a principios de diciembre. Prapopoulos, que tiene predilección por los artistas italianos y había presentado, en 2019, al artista Stefano Ogliari Badessi, dijo sobre Monzo: «Es una artista realmente sorprendente, que consigue combinar con cierta sensibilidad, que nunca es evidente, los opuestos del alma, dejándolos convivir en armonía.»
Miami Niche se reunió con el artista en su estudio de arte en Orzinuovi (BS), Italia, donde nos recibió un invitado especial: su hijo Vincent, nacido al mismo tiempo que la Miami Art Week y la razón por la que el artista tuvo que perderse la Semana del Arte.
Tras perfeccionar sus estudios artísticos de pintura en la Academia de Bellas Artes de Brera, en Milán, Monzo presentó su primera exposición individual en la ciudad de Gonzaga, en Mantua, en 2009, con la Galería Giovanni Bonelli, que la lanzó a la escena del arte contemporáneo.
Desde entonces, su carrera artística personal ha sido amplia y variada.
Ha realizado varias residencias artísticas en todo el mundo: en China, Japón, en el prestigioso The Swatch Art Peace Hotel de Shanghái, en el Alia, Fadi Mogabgab Art Contemporain de Beirut, Líbano (por invitación privada y donde ha pasado todos los veranos durante siete años consecutivos) y en (el) El Gallo Estudio de Arte y cerámica de Cholula, Puebla, en México, donde ha experimentado con la cerámica.
Estas experiencias culturales le han permitido satisfacer su alma en constante búsqueda y ampliar su perspectiva artística. «Viajar es un estímulo importante porque me permite conectar con artistas internacionales con los que tengo la oportunidad de comparar notas y ampliar mis puntos de vista», dice la artista, que ha alternado las residencias de artistas con exposiciones y proyectos artísticos por Europa y América.
Actualmente presenta su exposición individual «Korova Milk», -su última serie también presentada con la Galería CAMP de Miami- en la Galería Febo e Dafne de Turín, que permanecerá expuesta hasta el 30 de abril.
Elena Monzo es una provocadora artista figurativa cuya dualidad está siempre en equilibrio y en constante búsqueda de la armonía de los opuestos entre el ser y el parecer, el Yin y el Yang, el blanco y el negro, el hombre y la mujer. Sus temas favoritos con los que expresa su creatividad son femeninos: «Las mujeres, por su naturaleza más compleja que la de los hombres, me parecen más interesantes de estudiar y analizar», dice.
Sus medios favoritos son la inmediatez del acrílico, el collage y las técnicas mixtas, que prefiere al óleo, y que considera un medio «infinito». También declara un profundo amor por el grabado y el dibujo.
La práctica del grabado, en particular, le ha permitido profundizar en el significado del signo, que para Monzo representa su verdadera naturaleza y emerge con decisión y claridad en todas sus obras en relación con el uso del color. «La dualidad del arte viene dada por la prevalencia del signo sobre el color, o viceversa, y esto es lo que distingue el arte de ser del arte de parecer», dice el artista. Según Monzo, el arte de ser viene dado por la sinceridad del dibujo, expresado a través de la línea, el signo; mientras que el arte de parecer es el que ofrece el color, más complaciente y comercial, que posee muchos matices pero que en la práctica, sin el apoyo de la línea, es estéril.
El uso del color por parte del artista recuerda mucho al mundo del Pop Art y difiere en su uso según el periodo de madurez del artista. Monzo prefiere el blanco (las series White Trash y Creamy, por ejemplo) y el negro (la serie Dark Room), pero utiliza constantemente la combinación blanco-rojo-azul, que a veces aplica con pequeños toques de color para hacer saltar la «alarma» sobre la duplicidad del significado de los colores o para restar importancia a un detalle en clave pop, como un pezón o una laca de uñas. «El espectador se confunde con el uso del color porque al principio se siente atraído por él, pero luego se ve empujado a niveles más altos de reflexión», dice el artista.
Por otra parte, las líneas del dibujo de Elena Monzo recuerdan el maravilloso trazo trémulo de Egon Schiele, figura emblemática vinculada a la Secesión vienesa. La propia expresividad de los rostros recuerda sus formas esenciales y conmovedoras, pero en la obra de Monzo alcanzan, debido a la falta de pupilas, niveles superiores de reflexión que traspasan los límites de la dualidad entre el ser y el parecer. En la mayoría de sus obras, Monzo representa a mujeres bellas, coloridas y atractivas, pero sin las pupilas que representan el espejo del alma: una negación que, de hecho, las asemeja a recipientes vacíos inmersos en una sociedad estéril y corrosiva en la que el parecer cuenta más que el ser y en la que el vacío se llena con el deseo impelente y desenfrenado del consumismo.
Además de Schiele, hay otras contaminaciones en sus obras que hacen referencia al estudio de la historia del arte: desde los elefantes oblongos de Dalí visibles en la obra «Freaky», de la serie Korova Milk, hasta «El beso» y «Las tres edades de la mujer» de Gustav Klimt, respectivamente, el primero revisado de forma pop en la obra «El amor es cuarentena» (de la serie Korova Milk) y el segundo en la obra «Irá T+TT+ bien», – una referencia al eslogan durante el periodo de la pandemia- (en la serie Creamy) o en la «Dama con armiño» de Leonardo, visible en «Karni Mata» (de la serie Korova Milk).
El título de la última serie, «Korova Milk», se inspira en el famoso bar de la película de Stanley Kubrick de 1971, «La naranja mecánica”, donde se dispensa leche+, pero a diferencia de los personajes de Kubrick, las absurdas y extrañas mujeres de Monzo adquieren una dimensión que hasta ahora les había sido negada: la aceptación del yo y de sus propias imperfecciones con todo lo que ello conlleva, el perdón de sí mismas y la apertura de nuevos horizontes. En el caso de la artista, la apertura a nuevos horizontes ha supuesto la colaboración con el artista Luiss Perlanera, hábil grabador de camafeos en nácar y coral, que ha creado microcámeos en metal dorado para la serie Korova Milk. Para su última serie, Monzo ha utilizado estrictamente el formato de 50 x 50 cm. «El cuadrado representa simbólicamente la habitación en la que cada uno de nosotros vivía durante el encierro», dice el artista, que afirma lo importante que fue para nosotros el desarrollo de la web para interactuar durante el encierro. La red se plasma en las obras de Monzo en pequeñas telas de araña realizadas por Luiss Perlanera y aplicadas a las obras.
Sin embargo, la influencia de Kubrick en Monzo no se limitó a Korova Milk y sus excesos, sino que sigue siendo casi obsesiva y transversal en cada una de sus series, incluso en la representación de los icónicos «gemelos» de la película El resplandor (1980). Sin embargo, los gemelos de Monzo adquieren un significado diferente según el momento creativo del artista: En la obra «Burning Men», (de la serie Lolly Pop), son retratados como la ostentación de la exterioridad con el único fin de seducir al espectador; en «Village Chicks» (extraído de Dark Moon) están cargados de las contradicciones sociales percibidas y experimentadas durante la estancia del artista en el Líbano; en «Fumadores» (extraído de Korova Milk) adoptan los rasgos de dos ávidos fumadores de edad avanzada disfrazados como si fueran a una fiesta que en realidad no puede celebrarse por el encierro, pero la autoaceptación que caracteriza a esta serie les permitirá adornarse con pequeñas tallas y camafeos como si fueran joyas, por puro placer personal.
En sus obras, Monzo aborda los temas psicológicos y sociales de la figura femenina, que mezcla con simbolismos místicos y religiosos, que van desde el psicoanálisis de Freud hasta el de Jung. En este largo análisis, toma forma el personaje de Lilith, la primera mujer y compañera de Adán, cuya falta de documentación histórica dejó libertad de imaginación a los cabalistas medievales que le atribuyeron propiedades demoníacas, indicando el lado oscuro inherente a la naturaleza humana. Al igual que los gemelos, Lilith también evoluciona con la maduración personal y artística del artista e inicia el camino de la aceptación del lado oscuro del ser, que más tarde encontrará su realización en Korova Milk. En la obra «Red Hot Chilly Cake», (adquirido hace tiempo a un coleccionista ruso y de la serie Deus Nos Iunxit, Monzo representa una duplicación de Lilith: está la Lilith que mira directamente al observador, representada con cuernos demoníacos y dedos que simbolizan la tríada religiosa, y la Lilith que abraza la otra parte de sí misma, hasta fundirse en una sola, aceptando el lado oscuro de su contraparte. Un proceso que llega a su madurez en la serie Creamy, en la que Lilith adopta la apariencia de una chamán, que inspira y conduce suavemente a la comprensión de las múltiples facetas de nuestra alma.
Además de los monotipos, grabados en serie en aguatinta y/o aguafuerte, personalizados después con acuarelas y pan de oro, entre los diversos proyectos de Elena Monzo se encuentran los cojines gigantes, realizados también durante el periodo de encierro, y un libro de arte en versión italiano-inglés, presentado como una revista de moda. En el libro, además de recorrer las imágenes de las obras de Monzo, es posible ver la evolución de sus mujeres en los siete periodos creativos que se distinguen por el nombre y la evolución conceptual de la carrera artística de la artista, incuestionablemente contaminada por sus viajes. Las series son: White Trash, Lolly Pop, Dark Moon, Orient Express, Deus Nos Iunxit, Creamy y el más reciente Korova Milk.
Ahora que Elena Monzo tiene a Vincent y su padre, Gigi, en su vida, el día a día ha cambiado sin duda, pero la artista dice sentirse preparada para volver a la carretera y desnudar con sinceridad las dinámicas psicosociales que caracterizan su carácter irreverente y su mirada desprejuiciada.
(on the title: Red Hot Chili Cakes by Elena Monzo, 2019. Mixed media in canvas, 150 x 100 cm)