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La última jornada del evento FabrianoInAcquarello volvió a la tierra donde todo comenzó hace varios años: Fabriano, la ciudad del papel.
El equipo de FabrianoInAcquarello y la cálida acogida de los lugareños, que esperaban con impaciencia el regreso de este excepcional evento en persona, fueron quienes dieron la bienvenida a los participantes, que llegaron en autobús desde Bolonia. Los lugareños no quedaron decepcionados este año y volvieron a ver la Piazza del Comune llena de artistas que pintaban con alegría y amistad. Nada que objetar al Centro de Convenciones FICO de Bolonia, que debido a la gran afluencia de público puso a disposición las amplias salas, pero la historia del lugar sigue siendo esencial en la narración del evento.
Es realmente extraordinario poder dar rienda suelta a la propia libertad expresiva en un lugar tan evocador como la Piazza del Comune de Fabriano o sentarse en el maravilloso Oratorio della Carità. Aquí, la representante de la Región de las Marcas, Chiara Biondi, en compañía de la incansable creadora y organizadora del evento, Anna Massinissa con Gabrielle Mazzara y Laurin McCracken, destacó la extraordinaria contribución que FabrianoInAcquarello ha hecho a la ciudad de Fabriano. También en la misma sala, completamente pintada al fresco y donde hasta hace dos años se celebraban parte de las sesiones de demostración, se anunciaron los ganadores del importante premio FabrianoInAcquarello, que premia no sólo el compromiso personal del artista sino también su capacidad de haber ampliado el alcance de la pintura a la acuarela.
En la categoría Junior estaba el griego Johnny Patramanis, visiblemente emocionado por el reconocimiento recibido. El premio en la categoría Senior recayó en la extraordinaria Teresa Jorda, acuarelista catalana y primera artista en exponer una obra de acuarela en la Academia de Bellas Artes, que desde 1979 forma parte de la Universidad de Barcelona, único centro de Cataluña que otorga la licenciatura en Bellas Artes. Los conocimientos técnicos de Jorda, junto con el concepto de creación que transmite la reflexión crítica de la realidad, hacen de este artista uno de los más importantes en el panorama internacional de la acuarela.
Teresa Jorda también fue la protagonista de la sesión de la tarde, en la que creó una obra de acuarela de gran impacto visual. La obra, creada en un «cuaderno de autor» Fabriano, tiene una historia que contar. La artista la había visto en la sala de exposiciones y quería comprarla, pero como ya no estaba disponible, se la entregó el representante de Fabriano. Por ello, Jorda pensó en corresponder a la apreciada amabilidad pintándola y ofreciéndola como regalo al Museo de la Acuarela de Fabriano, que actualmente cuenta con novecientas cincuenta obras del artista.
El cuaderno, que inicialmente tenía dos metros de largo, fue cosido sobre sí mismo por la artista, conocida por sus obras experimentales en las que al proceso de deconstrucción le sigue el de reelaboración. Jorda realizó toda la demostración altamente simbólica en estricto silencio para que los participantes pudieran captar toda la esencia del proceso. Tras pintarla con los pigmentos puros del amarillo de cadmio y el azul de Prusia, creó la estructura arquitectónica de la obra cortando a lo largo de toda la hoja -y al azar- la superficie, cuyos extremos cortados resaltó. Siguiendo con el pigmento puro, extendió el color rosa mezclado con perileno granate -que representa la sangre- con el que cubrió con los dedos los bordes dentados del tajo. Sobre algunas de las superficies del cuaderno del autor aplicó polvo de grafito -las marcas que la vida deja inevitablemente en el individuo- y con la ayuda de una aguja e hilo grueso cosió cada página del libro -como si fueran cicatrices- arañando la superficie del papel con el cúter -el alambre de espino-. También trabajó en el otro lado de la hoja, donde el color anterior había manchado las páginas. Por último, introdujo hilos de seda verde -la esperanza- en el interior del corte. El resultado fue un magnífico homenaje al pueblo ucraniano, prisionero de una guerra sin sentido y desgarrado por el dolor, con la esperanza de la paz y un futuro mejor.
Fue la estadounidense Marina Goldberg quien cerró la sesión de demostración pintando el retrato de una niña con una mirada inusual, casi enfadada. Una expresión que complicó mucho a Goldberg, que en consecuencia decidió retratarla para la sesión, trabajando húmedo sobre húmedo con amplios campos de color que se hicieron vibrantes gracias al uso de pinceles de cabra hechos a mano propuestos por Michael Soloyev, disponibles en diferentes tamaños -3-5-7-9 púas-, tras lo cual afinó los detalles del rostro.
La convención terminó con un brindis y la despedida de los participantes, algunos de los cuales continuarán con las «Vacaciones de pintura»: un evento de tres días durante el cual los participantes visitarán algunos de los lugares más fascinantes de Le Marche y Umbría. Allí realizarán sesiones de pintura con acuarela en vivo y tendrán la oportunidad de visitar algunas de las realidades gastronómicas y vinícolas más importantes de Italia.
Además, tenga en cuenta que, del 30 de septiembre al 3 de octubre, existe la posibilidad de participar en SperlongaInAcquarello, que forma parte de la red de Ciudades InAcquarello: la continuidad de un viaje al mundo del arte y la pintura bajo la bandera de la emoción y la inclusión, perpetrado a través de los rasgos distintivos de FabrianoInAcquarello, para el que el arte es: «el patrimonio universal de la humanidad», que debe ser compartido y experimentado.
(on the title, FabrianoInAcquarello, 2022 in Piazza del Comune, Fabriano, IT)