This post is also available in:
La 23ª edición de El Arte del Retrato cobra vida y lo hace con un artista excepcional: Max Ginsburg, que este año cumple 90 años.
Un talento innato que experimentó, cuando aún era un niño, con su padre artista.
En la serie de obras presentadas en su antología aparece la imagen de sus padres, a los que el artista inmortaliza cogidos del brazo: «la derecha», precisa el artista, como solían hacer en sus viajes de compras, cuando eran mayores: «personas maravillosas y sensibles» dice Ginsburg de ellos.
Ginsburg supo aunar en sus obras, conocidas sobre todo por la representación de escenas sociales ambientadas en la Gran Manzana, la técnica artística y la participación sentida en los acontecimientos reales, sin rastro de hipocresía, al haber vivido los años posteriores a la Gran Depresión y las guerras.
En su carrera ha tenido muchas afinidades con Norman Rockwell, el icónico artista conocido por su honesto retrato de la vida cotidiana estadounidense, con sus rituales, creencias y valores, y cuya ironía, al igual que su estilo, el artista dice que le encantaba.
Al igual que Rockwell, Ginsburg también se dedicó a la ilustración durante muchos años: «Lo hice por consejo de un amigo para reunir algo de dinero porque entonces pagaban bien», declara Ginsburg con toda sinceridad, pero más tarde abandonó la ilustración para dedicarse a la pintura que le caracteriza y que, como dice Ginsburg, «me recuerda a las figuras de Tiepolo»: por la multiplicidad de personas representadas con una perspectiva diferente entre sí, que cuentan al espectador su realidad hecha de expresiones faciales, gestos y diseño.
Al observar las obras de Ginsburg, surgen tanto muros, vallas y barreras -que socavan simbólicamente el significado de la libertad individual y colectiva- como imágenes de su mujer y de él mismo -como solía hacer Norman Rockwell- y que en el caso de Ginsburg representan su participación en hechos reales como partícipes de la «revuelta social».
El proceso de composición artística de Ginsburg parte de la definición de grandes masas, para llegar al estudio individual de modelos que son en su mayoría estudiantes, conocidos y amigos, a los que representa y de los que Greeny y Ricky Muijca son ejemplos. No es raro que el artista haga posar a las mismas personas en diferentes posiciones en la misma composición.
A estas personas -junto con la habilidad técnica debida a la experiencia- les atribuye características propias porque: «Utilizo la fotografía para captar la realidad que luego transformo en fantasía en mis lienzos», dice el artista.
En las obras de Ginsburg, cuando trabaja con fotografía, los fondos suelen ser elaborados posteriormente, robando algún otro fragmento de la ciudad. Max Ginsburg dice que le complace ser considerado el pintor del pueblo.
Dawn Whitelaw’s final workMichael Shane Neal retomó hoy el papel de cicerone, acompañado por la artista y amiga de toda la vida, Dawn Whitelaw, con quien centró la atención de los participantes en la importancia de los bordes y en cómo su estudio eleva la calidad del trabajo. Además de la parte teórica mediante el análisis de algunas obras maestras de la historia del arte figurativo, los ponentes realizaron una demostración en vivo, en la que mostraron de forma práctica cómo se pueden crear bordes de muchas maneras: desde el uso de un tipo de lienzo y pincel particular, hasta la creación de medios tonos con la creación de un tono intermedio.
Los bordes pueden ofrecer una brillante ilusión de la realidad y su interpretación, un componente fundamental para el arte porque hacer arte es profundizar en la construcción de los bordes, centrándose en lo que se quiere destacar. «La armonía de los bordes sólo se consigue observando y practicando», dice Michael Shane Neal, mientras que Dawn Whitelaw sugiere de:”razonar exclusivamente sobre tres tonos, suave, medio y duro, para ver cómo interactúan».
Una demostración llamada: «¡Esto es una verdadera comida gourmet con dos masterchefs!», dice un participante.
El taller de la tarde de Joseph Q.Daily proporcionó una visión clara e inmediata de conceptos que pueden ser fáciles de asimilar a nivel teórico pero que son menos inmediatos a nivel práctico.
Partiendo de la importancia de la tridimensionalidad, tanto en el dibujo como en la pintura, se abre una puerta al maravilloso mundo de la percepción del espectador al que el artista tiene la tarea de transmitir emociones y sentimientos. «No se puede enseñar a crear con amor y gratitud, pero sí se pueden ofrecer consejos prácticos que ayuden al artista a comprender mejor la importancia de la tridimensionalidad a través de tres conceptos clave: valor, forma y profundidad del espacio».
Marco Sodano’s work.Mencionando una cita de Sargent en la que recuerda la importancia de pensar en un rostro como si fuera una manzana, Daily propone una imagen muy sencilla de una construcción de mosaico realizada con ladrillos Lego virtuales -por el artista Marco Sodano, (@marco_sod)- con la que introduce conceptos fundamentales en el arte que incluyen los bordes y la perspectiva. Conceptos que se centran en la importancia de buscar la simplicidad de las formas geométricas en la realidad, aprendiendo a distinguir contextos cada vez más complejos.
De este modo, llegaremos a conclusiones que no siempre son obvias, como que los bordes suaves son más claros cuanto más lejos estén de la superficie sobre la que se proyecta la sombra, al igual que los objetos que están más cerca serán más brillantes que los que están más lejos.
Se trata de una demostración práctica de Elizabeth Zanzinger que cierra el día de la convención. El enfoque de la artista hacia el retrato es el resultado de la condensación de muchos métodos aprendidos durante sus años de estudio, primero en la Gage Academy of Art de Seattle, Washington, y luego en la Grand Central Academy de Nueva York.
Zanzinger menciona los métodos y complementos didácticos aportados a lo largo del tiempo por: Andrew Loomish, George Bridgman, John H. Vanderpoel y Charles Bargue, realiza un retrato en vivo a partir de una amalgama de los métodos anteriores que utiliza en el momento oportuno.
Su proceso de trabajo consiste en la representación de formas que a partir de grandes se van reduciendo progresivamente, lo que lleva al artista a afinar la obra en el detalle que encuentra su culminación en la composición de cejas, barba y bigote.
Zanzinger es un defensor de la triangulación, es decir, de la técnica de calcular las distancias entre puntos aprovechando las propiedades de los triángulos, para no caer en un error de proporción y ofrecer, en cambio, la posibilidad de construir una estructura anatómica sólida. Y su obra final habla por sí misma. «El dibujo desarrolla la observación y la empatía, y es un privilegio poder observar el mundo a través de los ojos de un artista», dice Zanzinger, que recomienda encarecidamente un curso de dibujo escultórico para profundizar en la tridimensionalidad del rostro humano.
Una jornada muy intensa con un variado programa educativo y que continuará mañana con otros distinguidos invitados que nos dispensarán consejos mostrando sus procesos mentales y físicos.
(On the title: Tire Swing, 2003. by Max Ginsburg. Oil on canvas, 36 x 36”)